Qué dice y qué no dice la Biblia

A estas alturas (y a aquellas bajuras) todo el mundo entiende (aunque no todo el mundo admite) que la Biblia no es un libro de ciencias naturales ni de historia. Nos explica cómo ir al cielo, pero no cómo es el cielo, ni como son las cosas físicas.

Después de arduos esfuerzos hemos ido viendo qué es lo que nos enseñan los primeros capítulos del Génesis y qué aspectos son más bien literarios.

Entre la Biblia y lo que dice la ciencia no puede haber contradicción: El autor de la Biblia es Dios y el autor de la razón humana (con la que construimos la ciencia) es también Dios. Si en alguna ocasión se encuentra alguna contradicción es, o por un error de la mente (como cuando considera que de un estado de orden inferior puede surgir espontáneamente un orden superior) o bien por un error de interpretación al leer la Biblia (como ocurre con los que piensan que los seis días de la creación se refieren necesariamente a seis periodos de 24 horas)

A continuaçao exponemos las enseñanzas que se desprenden de dichos capítulos tal como las hemos identificado en clase.

Vols comprovar si ja t’ho saps? PITJA AQUI

Génesis

 

 

 

1, 1

Dios es el origen de todo lo que existe

El Universo ha sido creado (hecho de nada) por Dios. El modo concreto de hacerlo no lo dice la Biblia. Corresponde a la ciencia humana investigar las leyes que rigen el Universo y su evolución.

1, 26

El ser humano es imagen y semejanza de Dios

Lo que nos asemeja a Dios son nuestras facultades superiores (la inteligencia reflexiva y el amor).

1, 28

El ser humano ha de administrar el Universo material

Es un error considerar a los humanos simplemente como los seres más perfectos del Universo. El único ser querido directamente por Dios es el hombre y la mujer, porque sólo ellos pueden "darse cuenta" de las cosas y adherirse a Dios libremente.

El Universo ha sido creado por Dios, y el alma humana también. Dicho de otro modo: todo el Universo, con sus millones de galaxias, etc., toda la Tierra con su maravillosa biodiversidad valen lo mismo (menos, incluso) que cualquier ser humano. Esto no quiere decir que el hombre pueda machacar impunemente la naturaleza. Al contrario: además de ser un regalo de Dios, el Universo es nuestra casa.

2, 7

La persona humana es una unidad de espíritu y materia.

Además de todas las funciones que compartimos con los demás seres, poseemos otras de un orden superior: nuestra inteligencia y nuestra voluntad. Como podemos notar con facilidad estas facultades (a diferencia de las demás) son reflexivas, o sea que pueden "volver sobre sí mismas". Hay que concluir, por tanto que no son materiales y, por tanto su sujeto (aquello con lo que las realizamos) tampoco puede ser material: La materia no puede "volverse sobre sí misma".

2, 15

El trabajo no es un castigo, sino un encargo de Dios.

La escena en que Dios encarga a los hombres "cultivar el jardín" (Gen. 2, 15), es anterior a la del pecado original. Este encargo, por tanto, no puede ser un castigo. El castigo consiste en la fatiga que produce el trabajo a consecuencia del pecado ("ganarás el pan con el sudor de tu frente" Gen. 3, 19)

2, 24

El matrimonio fue instituido por Dios.

El matrimonio unitario e indisoluble ("una sola carne" Gen. 2, 24) es lo que corresponde a la naturaleza (modo de ser) de los humanos.