La Composición Hilemórfica

I. La materia Prima

No es sencillo aferrar la naturaleza de la materia prima, porque en sí misma no es algo determinado. Se llega a ella por el análisis metafísico de la estructura de los cuerpos.

La materia prima es el sujeto primero del ente corpóreo; principio esencial a partir del cual éste se genera; intrínseco a la cosa generada1.

La materia prima es el sujeto o sustrato que permanece en un cambio sustancial en el que algo se genera o se corrompe.

Es sujeto primero (el primer sujeto, el más básico) o sea, que: no existe otro sujeto anterior a partir del cual la materia podría fabricarse. Si así fuera, eso de que estamos hablando ya no sería materia prima (aunque le siguiéramos llamando así), sino un tipo de ente determinado (compuesto a su vez de una 'forma' y una 'materia') y el problema se replantearía al infinito. Por esto a esta realidad la llamamos precisamente materia prima o primera.

La materia prima es potencia pura y completamente indeterminada: Cualquier realidad que recibe un acto se comporta como potencia respecto de ese acto (por ejemplo, la sustancia es potencia respecto de los accidentes, pues puede recibir éste, éste otro, etc...). Normalmente, algo que es potencia respecto de algo, es , a la vez acto en si mismo (como un niño, que es algo actual, pero es potencial respecto a la condición de humano maduro).

Pero no es éste el caso de la materia prima, que no sólo es potencia de la forma, sino potencia pura. Es decir, carece de toda actualidad en si misma. Si la materia prima tuviera algún acto, se constituiría ya como sustancia y, en consecuencia, la diferencia entre ser oro, plata, agua, cactus, humano, etc., sería meramente accidental.

Sin embargo, la materia prima es una capacidad real: No es privación, ni sólo una hipótesis mental. El hecho de que está privada de toda actualidad no significa que se reduzca a ser una privación de la forma (una no-forma, como parece que la entendieron los platónicos). La materia prima es real: Posee la realidad disminuida propia de la potencia pasiva; es, pero con un ser potencial.

La materia prima no puede existir separada de la forma sustancial. Todo lo que existe es ente (tiene ser extramental en acto), y no puede consistir sólo en ser potencial. La materia prima sólo existe y puede existir como parte potencial de un ente actual. Admitir la existencia separada de un ente puramente potencial es una contradicción, porque sería como decir que hay algo que tiene un acto (el acto de ser) pero que no tiene ningún acto (!?). Así lo explica Santo Tomás de Aquino.

Todo lo que es en acto, o es él mismo acto, o es una potencia que participa del acto. Ser en acto repugna a la materia como tal, que en si misma es potencia. Resulta entonces que la materia no puede ser en acto sino en cuanto que participa de un acto, y el acto participado por la materia no es otro que la forma. Por tanto es lo mismo decir que la materia es en acto, que decir que tiene forma2.

'Propiedades' de la materia

De lo dicho hasta ahora se desprende dos 'propiedades' de la materia prima:

1.- La materia prima es ingenerable e incorruptible: Si la materia prima surgiera por transformación de algo (trans-formación, pasar de una forma a otra), significaría que tiene composición de materia y forma. Habría una materia de la materia, que, a su vez plantearía el mismo problema, y así hasta el infinito. Es, pues, ingenerable; y por motivos análogos es incorruptible.

En consecuencia, con respecto al origen de la materia prima sólo caben dos posturas: a) la materia ha sido creada por alguien, de la nada, o, b) la materia prima es eterna.

Aristóteles (que desconocía el concepto de creación) no tuvo más remedio que pensar que la materia es eterna. Santo Tomás -quien, por la Revelación conocía la creación-, mostró que sostener que la materia no es eterna no contradice a la razón (no es absurdo), pero que no se puede demostrar racionalmente.

2.- La materia prima es totalmente pasiva: La materia prima es la pasividad misma, pues consiste en pura capacidad receptiva sustancial. Es principio de todo lo que un ente corpóreo puede padecer (en el orden sustancial en el que ahora nos movemos, es sólo la generabilidad y la corruptibilidad). No es principio de nada de lo que el ente puede hacer, no es raíz de ninguna actividad del cuerpo, porque las acciones se producen a partir de los actos que tienen las cosas, no de sus potencias3.

El conocimiento de la materia prima

La materia prima no es sensible ni imaginable, sino exclusivamente inteligible. Y aún su inteligibilidad es muy peculiar.

Se entiende lo que es. La nada es del todo incognoscible (por carencia absoluta de ser); la potencia se entiende siempre por su relación al acto. La materia prima, al ser pura potencia, es el aspecto menos cognoscible del Universo, y siempre se entiende en orden a una forma.

Cabe decir también que llegamos a ella por analogía con la composición de sustancia y accidentes4.

II. La forma sustancial

Al enfrentarnos a una cosa nos preguntamos ¿qué es específicamente esta cosa?. O, por ejemplo, ¿qué es el uranio, el potasio, el ser humano?. Si reducimos la respuesta a una lista de propiedades5, el problema se repetiría indefinidamente a niveles más ínfimos del análisis.

Esas preguntas apuntan a la esencia de los entes, esencia que debería expresarse en una definición. Pero aunque esto no fuera posible, cabe decir que esos entes poseen realmente algún acto unitario por el cual son lo que son. Llamamos a este acto la forma sustancial.

La forma sustancial es el principio intrínseco del ente por el que este tiene un determinado modo de ser sustancial.

Las cosas (siempre que son entes individuales y no estados de agregación), tienen efectivamente un principio intrínseco de unidad y organización. Una multitud de seres humanos, aunque se organicen para formar una sociedad, serán siempre sustancias individuales en el ser y en el obrar: No existe una forma sustancial de sociedad, sino que ésta se explica por las relaciones entre los individuos. En cambio, el individuo corporal es una variedad de partes coordinadas en una totalidad estructural irreductible a la suma de partes.

De lo que llevamos dicho alguien podría deducir que la forma es, sin más, la esencia. Pero no hay que olvidar que en los entes corpóreos hay otro principio de sustancialidad: La materia prima. La forma es acto de la materia, y ambos constituyen la esencia de los entes corpóreos. O sea, que la esencia de las cosas materiales, es compuesta.

La forma sustancial no debe confundirse con la estructura específica de los cuerpos (conjunto unitario y armónico de relaciones). Más bien es el acto del que dimana la estructura; o, dicho de otro modo, la forma es causa de que la cosa tenga determinada estructura. La estructura es una consecuencia de la forma sustancial y es posible por la materia prima (y el accidente cantidad).

Conocimiento de la forma sustancial

Como las cosas se conocen por lo que son en acto, resulta que la forma sustancial es el principio de inteligibilidad de los cuerpos. Así como un lápiz se conoce determinadamente cuando  se capta su estructura y su función, y no cuando se sabe que es 'algo de madera y carbón', así las cosas se conocen por su forma, y no por la materia.

En Psicología racional se estudia el proceso llamado abstracción, por el que la forma es entendida cuando se separa mentalmente de la materia. Esto implica que la forma sustancial, en sí misma, es inmaterial.

III. La individuación del ente corpóreo

Todo lo que existe es individual. Sólo los conceptos son universales (el concepto, siendo uno, se predica o aplica -versa- sobre muchos individuos). La individuación es un hecho; el problema no consiste en saber si hay entes individuales o no.

Sin embargo, es evidente que hay propiedades comunes a conjuntos de cosas, en virtud de las cuales éstas se dicen semejantes (así, todos los hombres son iguales, en cuanto que participan de la misma naturaleza humana). Cabe entonces preguntarse cuál es el principio diferenciador de las cosas, que las singulariza; o cómo Fulanito y Menganita, siendo humanos por igual, son dos sujetos distintos. Éste es el 'problema' de la individuación.

Es fácil ver que la individuación no está sólo ni principalmente en el orden accidental, ya que, si bien se dan diferencias accidentales, éstas son más o menos irrelevantes6: Permiten distinguir sensiblemente las cosas unas de otras; manifiestan la distinción, pero no son la causa de esa distinción.

El principio individualizador, debe ser la materia. En efecto, si pensamos en dos gatos, lo que tienen en común es que pertenecen a la misma especie, y lo que los distingue como individuos (aparte de las diferencias accidentales), es que Micifuz está en un trozo de materia, y Lucifer en otro.

Pero la misma palabra 'trozo' que acabamos de usar nos dice que algo debe determinar a la materia (que, como hemos visto, por sí sola no puede hacer nada ya que es pura potencia pasiva). Ese algo sólo puede ser la cantidad.

El principio de individuación, más exactamente, es la materia señalada por la cantidad.

Esto plantea algunas cuestiones adicionales. Recordemos que la cantidad es uno de los nueve accidentes que afectan a las sustancias a través de la forma (por lo tanto, no directamente a la materia). La cantidad es la que determina a la materia, haciendo que podamos hablar de 'esta' o 'esa' materia.

 

Notas aclaratorias (al menos eso espero).

1 Ver Santo Tomás de Aquino. In Phys., I, 15 (138) (Volver al texto)

2 Tomás de Aquino. In Metaphys., VII, 2 (1285-1288) (Volver al texto)

3 No se ha de confundir la noción filosófica de materia prima con la noción física de materia. A veces los físicos entienden por materia el ente dotado de masa, o la misma propiedad de la masa. Por otro lado, en el vocabulario usual, y también en el científico, muchas veces se entiende por materia lo que en filosofía se llama 'materia segunda', es decir, los entes materiales concretos. (Volver al texto)

4 Lo que es una sustancia para los accidentes, es la materia para las formas sustanciales. (Volver al texto)

5 Recuerda que una propiedad es un accidente necesario o inseparable de una sustancia. (Volver al texto)

6 Pensemos, por ejemplo, en dos gotas de agua a distinta temperatura. (Volver al texto).