Transformaciones en el sentido de la palabra naturaleza

(Heissenberg)

 

A medida que aquel tipo de ciencia natural iba obteniendo éxito, traspasaba progresivamente las fronteras del dominio de la experiencia cotidiana y penetraba en remotas zonas de la Naturaleza, que no podían ser alcanzados más que mediante la técnica que por su parte iba desarrollándose en combinación con la ciencia natural.

Ya en la obra de Newton, el paso decisivo lo constituyó el descubrimiento de que las leyes mecánicas que rigen la caída de una piedra son las mismas que presiden el movimiento de la luna alrededor de la tierra, y, por consiguiente, que aquellas leyes pueden aplicarse también en dimensiones cósmicas.

En la época siguiente, la ciencia natural fue realizando incursiones victoriosas, cada vez en mayor estilo, en aquellos dominios remotos de la naturaleza de los que no tenemos noticia más que pasando por el rodeo de la técnica, es decir, mediante aparatos más o menos complicados. Gracias a los telescopios perfeccionados, la Astronomía ocupó espacios cósmicos cada vez más extensos; la Química tomó por base el comportamiento de la materia en las transformaciones químicas para explicar los procesos en dimensiones atomales; los experimentos con la máquina de inducción y la pila de Volta proporcionaron las primeras claridades sobre los fenómenos eléctricos, extraños todavía a la vida ordinaria de la época.

Así fue paulatinamente transformándose el significado de la palabra “Naturaleza”, en cuanto designa al objeto de la investigación de la ciencia natural. El concepto de “Naturaleza” se convirtió en concepto colectivo de todos los dominios de la experiencia que resultan asequibles para el hombre con los medios de la ciencia natural y de la técnica, prescindiendo de si alguno de tales dominios forma o no parte de la “Naturaleza” que conocemos por la experiencia ordinaria. También el término de “descripción” de la Naturaleza fue perdiendo cada vez más su sentido primitivo, el de una exposición orientada a presentar un cuadro de la naturaleza tan vivo e intuitivo como fuera posible; antes bien, se trata, en creciente medida, de una descripción matemática de la naturaleza, es decir, de una compilación, todo lo precisa y concisa que se pudiera pero al propio tiempo inclusiva de informaciones sobre las conexiones regulares observadas en la Naturaleza.