Los tres patriarcas: Abraham, Isaac y Jacob
son los padres del pueblo de Israel. Trece siglos antes de la era cristiana, Moisés
recibió la Torá (los cinco primeros libros de la Biblia) en el
monte Sinaí, después de la Revelación de las diez Palabras o
Mandamientos a todo el pueblo de Israel.
La Torá tiene carácter santo. La "tradición
escrita" está constituida por la Torá y otros libros bíblicos
(los Profetas y los Escritos). Fijada en la Misná y comentada en
el Talmud, la "tradición oral" se desarrolla en
códigos (Chulhan Aruj), comentarios (Rasi), obras
teológicas, y corrientes místicas (cábala) y pietistas (hasidismo).
Consecuencia de la dispersión, los judíos se hallan
repartidos entre askenazíes, en Europa oriental y occidental, y sefardíes,
en la cuenca mediterránea. El mundo religioso judío contemporáneo responde a
una diversidad de sensibilidades a través principalmente de dos corrientes. La
primera (ortodoxa y tradicionalista) está unida al respeto del conjunto de las
prescripciones de la tradición escrita y oral. Para la segunda (liberal o
reformada, y conservadora), los textos de la tradición siguen siendo una
referencia esencial e insoslayable, pero susceptible de interpretaciones.
Dios es uno y único ha creado el Universo y todo lo
que contiene. Ha creado al ser humano a su "semejanza", dotándolo
de libre arbitrio y asignándole el papel de perfeccionar la creación. Por la
entrega de la Torá, Dios establece la Alianza con su pueblo. La historia
tiene un sentido y, por su acción, el hombre puede llevarla a su fin: la era
mesiánica libre de violencia y enfrentamientos donde reinará la justicia para
todos (véanselos trece artículos de fe de Maimónides).
La vida judía está marcada por la unión con un
Pueblo, una Tierra, una Ley la Torá y sus 613 preceptos ‑mitzvot-
según la prescripción: "Observa y escucha" (Deuteronomio
12,28). Así como "Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, y con
toda tu alma, y con todas tus fuerzas" (Deuteronomio 6,5), "Amarás
a tu prójimo como a ti mismo" (Levítico 19,18), sin olvidar al
extranjero (Levítico 19,34).
Para el judaísmo, opuesto a cualquier forma de
proselitismo activo, sólo los siete preceptos de Noé se aplican a los otros
pueblos. Fuera de cualquier compromiso doctrinal, en la actualidad cierto
número de judíos están abiertos a una colaboración interreligiosa en el ámbito
moral y social.
El día está marcado por tres oficios, noche,
mañana y tarde, cuyos textos se tornan de la Torá, los Salmos, el
Talmud y textos más recientes. La plegaria pública tiene lugar en la sinagoga
con un mínimo de diez hombres; varios momentos litúrgicos se desarrollan en el
hogar.
En principio, los hombres llevan un solideo ‑kippah‑
y, durante el oficio de la mañana, un chal de plegaria ‑talit‑
y las filacterias ‑tefillin. En las sinagogas liberales,
las mujeres participan en los oficios en pie de igualdad.
Según el Kacher, las carnes permitidas
son las partes delanteras de los rumiantes con la pezuña hendida y las aves de
corral. Los pescados deben tener aletas y escamas. Para evitar mezclar los
productos lácteos y la carne, los judíos recurren a una doble vajilla.
Tradicionalmente, los animales deben ser abatidos ritualmente y vaciados de
toda la sangre.
Los varones son circuncidados en el octavo día. La
mayoría religiosa se alcanza a los trece años para los varones y generalmente a
los doce para las mujeres. El adolescente lee la Torá, reafirmando así
que se adhiere a la Revelación.
El matrimonio religioso no constituye un sacramento,
sino la manifestación delante de testigos de la voluntad de la pareja de
construir juntos un hogar.
Los cadáveres se entierran desnudos y a esto sigue un
período de duelo.
El Shabbat, séptimo día de la semana,
es la jornada de reposo, estudio y meditación. El cese de cualquier actividad
recuerda la creación del mundo y la liberación de Egipto.
Fiestas de peregrinación: Pesahim
(Pascua): recuerdo de la salida de Egipto y de la liberación de la esclavitud. Sabu'ot
(Pentecostés): conmemoración de la entrega de la Torá en el Sinaí. Sukka
(Tabernáculos): recuerdo de los cuarenta años del pueblo de Israel en el
desierto.